Cantón
El Toco


Un cantón salitrero era un territorio minero donde existía un conjunto de minas salitreras, conocidas como Oficinas, las cuales implicaban la existencia de una Planta de elaboración de salitre y un campamento para los trabajadores.

El Cantón era un territorio que remitía, en los hechos, a una geografía económica que no siempre coincidía con la geografía política de la Provincia o de los antiguos Departamentos.

En la industria del salitre, un cantón se caracterizaba por tener un pueblo de servicios (comercio, atención de salud, diversión, etc.) y que estaba articulado a algún puerto a través de un ferrocarril. Entonces, un cantón era el conglomerado de minas con sus campamentos, más un pueblo de servicios y un puerto.

Fue así que, desde la zona de Tarapacá, desde la década de 1870 surgieron innumerables cantones tales como el Cantón Zapiga, Cantón Dolores, Cantón Santa Catalina, Cantón Negreiros, Cantón Huara, Cantón Pozo Almonte, Cantón La noria, Cantón Alto San Antonio, Cantón Pintados, Cantón Lagunas, Cantón Estación Gallinazos, Cantón Central o Bolivia, Cantón El Toco, Cantón Aguas Blancas y Cantón Taltal. Todos estos cantones eran desiguales en tamaños, en cantidad de población, en cantidades de empresas, en tecnologías, en materialidades, etc. Incluso, dentro de cada Cantón existían diferencias entre Oficinas.

Los puertos de dichos cantones fueron Pisagua, Junín, Caleta Buena, Iquique, Tocopilla, Mejillones, Antofagasta, Coloso y Taltal.

En el caso del Cantón El Toco, cabe señalar que estuvo vinculado al puerto de Tocopilla a través del llamado Ferrocarril de Tocopilla al Toco (FCTT), operativo desde 1890. El pueblo de servicios fue El Toco y también Chacance. Debemos consignar que el desarrollo industrial del Cantón El Toco fue posterior a la Guerra del Pacífico.

Las principales Oficinas de este Cantón fueron las siguientes en distintas épocas y diversos propietarios: Of. Bellavista, Of. Buena Esperanza, Of. California, Of. Candelaria, Of. Casualidad, Of. Diana, Of. Duendes, Of. Emilia, Of. Empresa, Of. Eufemia, Of. Eugenia, Of. Flor de Licancabúr, Of. Grutas, Of. Iberia de Sáez, Of. Iberia, Of. Lealtad, Of. Leonor, Of. Peregrina, Of. Porvenir, Of. Prosperidad, Of. Puntilla, Of. Rica Aventura, Of. San Andrés, Of. Santa Ana, Of. Santa Fe, Of. Santa Isabel, Of. Virginia, entre otras.

Este cantón estuvo caracterizado técnicamente a través del llamado Sistema Shanks, el cual vino a superar al llamado Sistema de Paradas. Estos tipos de sistemas salitreros lo explicamos a continuación.

El Sistema de Paradas: consistía en que los buscadores de caliche, al encontrar sitios óptimos en el desierto, se instalaban provisoriamente en el mismo lugar para proceder a su extracción y posterior procesamiento empleando técnicas simples, en los hechos, técnicas artesanales y de baja escala productiva.

El caliche se molía a mazazos para disolverlo en agua calentada a fuego directo, posteriormente este licor era expuesto al sol en bateas de cristalización. Este elemental sistema solo servía para procesar caliche de alta ley, de 50% a 60% de concentración de nitrato. Cuando el caliche de esta calidad se terminaba, la Oficina y las calderas artesanales se trasladaban a otra parada para iniciar de nuevo el proceso. Este sistema operó desde 1830 hasta 1870.

El Sistema Shanks: surgió en la década de 1870 en la zona de Tarapacá. En ese procedimiento, el caliche era triturado con máquinas chancadoras. Luego, pasaba a los estanques de lixiviación, con aguas de altas temperaturas, con el fin de obtener un salitre de mejor calidad y menos impurezas.

Seguidamente, el producto se colocaba en bateas por varios días para que se enfriara y se cristalizara. Terminada la operación, se procedía al llenado de sacos y al transporte a los puertos de embarque. Este procedimiento aumentó la producción salitrera, aprovechó el nitrato de menor ley y redujo los costos de producción.

Gracias al sistema Shanks, se vivió una época de grandes migraciones que permitieron el poblamiento del desierto, generándose una singular forma de habitar, de hablar, de imaginar y de sociabilizar; así, surgió la cultura de la pampa en el Norte Grande de Chile.


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