Tranque
Sloman
Monumento Nacional de Chile
En pleno desierto de Atacama, en el cauce de uno de los ríos más largos de Chile, el Loa, existen las instalaciones de una antigua Planta hidroeléctrica llamada Tranque Sloman, un verdadero patrimonio industrial que remite a la historia de la minería del salitre chileno. ¿Quién fue Henry Sloman? Henry Sloman fue un banquero y empresario minero originario de Hamburgo (nacido en 1848), con ascendencia inglesa. Trabajó en la zona salitrera de Tarapacá en la misma empresa que implementó el Tranque Santa Fe: la Compañía Fölsch & Martin. Henry Brarens Sloman colaboró con ellos durante 22 años. Iniciada la década de 1890, Sloman se independizó y se trasladó a la zona del cantón El Toco, donde compró algunos terrenos. Fue así que implementó importantes Oficinas salitreras, tales como Rica Aventura (1895), Grutas (1895), Prosperidad (1895) y Empresa (1895). Todas ellas fueron trabajadas bajo la denominación de la Compañía Salitrera H.B. Sloman i Cía. La hidroeléctrica en el desierto minero Ante la necesidad de energía eléctrica para el funcionamiento de las máquinas elaboradoras de salitre, además del alumbrado del campamento, Sloman proyectó una Planta hidroeléctrica en el cauce del río Loa para así no depender del petróleo desembarcado en Tocopilla. Fue en el año 1905 cuando comenzó la construcción de un gran murallón para contener las aguas salinas del torrente con el propósito de hacer funcionar las diversas turbinas en la sala de máquinas y así generar el movimiento en los artefactos elaboradores de salitre y diversas instalaciones. El proceso constructivo duró 6 años y se estima que trabajaron alrededor de 200 personas. Desde el tranque se proyectó la instalación de una cañería que alcanzó los 35 kilómetros para suministrar de agua a los campamentos e instalaciones extractivas. Fue el connacional de H. Sloman, Otto Matte, quien hizo posible la gestión de la hazaña. El trabajo constructivo fue liderado por el contratista señor Ceppi, bajo la dirección del ingeniero Oscar Von Cristmar. Según el informe llamado Estadística Minera de Chile en 1908 i 1909, publicado en 1910, el tranque funcionaba con: “una caída utilizada es de 38 metros, que se provoca por medio de un tranque de albañilería de 38 metros de altura, 41 metros de base, 2 metros de coronamiento i 61 metros de longitud. La laguna o represa formada por el tranque tienes 4 ½ kilómetros de largo i una anchura que varia entre 10 i 90 metros; su capacidad es de 2 millones de metros cúbicos aproximadamente.” (1910:568). De este modo, comenzó a forjarse un gran lago artificial con seis millones de metros cúbicos. Su impresionante murallón de piedra canteada de 38 metros de altura tendría el nombre de su gestor en grandes piedras talladas. Eulogio Gutiérrez y Marcial Figueroa escribieron sobre el Tranque Sloman en 1920: “Sus muros semejan las paredes del pretil de una fortaleza”. Según el libro “Movimientos, tensiones y luces. Historias tocopillanas” (2019), del historiador Damir Galaz-Mandakovic, el agua represada era conducida por un canal de albañilería de 10 metros de largo, con 3 metros de ancho y 4 metros de hondura hasta una cañería de presión de palastro, remachada, de 2 metros de diámetro y 70 metros de largo que entregaba el agua bajo presión a tres receptores hidráulicos marca J. L. Voith (Heidenheim, Alemania) de 500 HP. de potencia cada uno, cuyas características eran: eje horizontal, 375 revoluciones por minuto, 8.000 kilogramos de peso. Cada receptor hidráulico estaba directamente acoplado con un generador eléctrico trifásico de marca Siemens-Schuckertwerke (SSW) de 525 volts, 370 kilowatts y de 375 revoluciones por minuto. Un informe de SONAMI agrega: “La enerjía eléctrica jenerada pasa a tres transformadores de la misma casa constructora que elevan el voltaje de 525 a 20.000 volts i reducen el amperaje de 418 a 10,7% amperes” (SONAMI, 1910:569). Sobre la línea transmisora de potencia, revela que tenía una longitud total de 30 kilómetros y que se encontraba tendida sobre “postes de madera de 9 metros de alto i 0,15 metros de diámetro. El diámetro de los alambres conductores varía entre 5 ½ i 4 ½ milímetros.” (SONAMI,1910:569). Agregando que se contaba con una instalación auxiliar a vapor que involucraba 4 unidades de 150 HP. cada una. Gracias a esta obra, las personas en el desierto contaron con la electricidad necesaria para vivir y trabajar. No obstante, su uso no fue sólo utilitario desde el punto de vista industrial, sino que también fue un lugar exclusivo de recreación, siendo la cita recurrente de las familias acomodadas de los empleados y administradores de las Oficinas ir al tranque a pasar entretenidas tardes y así poder navegar en sus tranquilas aguas, desarrollando también la pesca deportiva. Esto en parte lo comenta Figueroa y Gutiérrez: “…en sus aguas hay chalupas, y se cría en buenas condiciones el pejerrey y el camarón” (1920:30). El ocaso Henry Sloman falleció el 24 de octubre de 1931 en Alemania. Posteriormente, sus Oficinas fueron desmantelándose y mutando de propiedad. Por su parte, el tranque cesó sus funciones hidroeléctricas, particularmente, hacia el año 1956, momento en que cerró la Of. Prosperidad (ubicada septentrionalmente a 11 kilómetros de la Estación El Toco). De esa manera, el Tranque Sloman comenzó otra vida, esta vez vinculada con la administración o racionamiento del agua para los regantes de Quillagua en un contexto de aridez y escasez simultanea al incremento de la gran minería del cobre que fue succionando las escasas aguas del río Loa. Como era de esperar, los tranques fueron colmatándose de toneladas de sedimentos fluviales, pero también fueron los depositarios de la densa contaminación generada por las actividades mineras, en especial por los graves sucesos ocurridos en el año 1997 y 2000. Monumento Nacional Las hidroeléctricas en el río Loa fueron unas de las más interesantes y osadas inserciones tecnológicas evidenciadas durante el ciclo del salitre del sistema Shanks, constituyéndose en verdaderas vanguardias técnicas e ingenieriles que se diferenciaron de los sistemas y metodologías auxiliares del extractivismo existentes a la sazón. La instalación de hidroeléctricas en el Loa, significaron la articulación del desierto con un movimiento de vanguardia tecnológica a nivel planetario. La memoria de dichas instalaciones hoy constituye significativos patrimonios industriales. Fue en ese contexto que el Tranque Sloman fue declarado como Monumento Nacional en el año 1980 a través del Decreto Nº433, declaratoria que señala que el: “Tranque Sloman es un valioso exponente de la ingeniería, que testimonia una expresión destacada del esfuerzo que realizaron los impulsores de la industria salitrera…” (Decreto Nº433, 15 de enero de 1980). Dicha declaratoria consideraba el tranque y sus obras complementarias, tales como las compuertas, los canales y los tubos de alimentación de las turbinas, además de considerar la protección a la zona de vegetación adyacente a la represa. En el año 1991, dicha declaratoria fue ampliada hacia la Casa de Máquinas, a las turbinas, los generadores, los edificios de la administración y los alojamientos (Decreto Nº266, 31 de julio 1991). Ciertamente, estos decretos nominativos y clasificadores del patrimonio, no implicaron ninguna política de protección de los inmuebles, situación que devino en el total desmantelamiento de la sala de máquinas y el desarme con posterior robo de una gran cantidad de vigas de pino oregón correspondientes a los edificios de administración de ambos tranques. Por otra parte, los procesos de desmantelamiento por parte de ciudadanos interesados en diferentes piezas metálicas y vigas de madera para comercializarlas ilegalmente, han significado la destrucción acelerada del tranque y sus instalaciones adyacentes. Dicha situación ha llevado a que se vaya ejerciendo una verdadera anulación de dos verdaderos hitos técnicos de vanguardia en el desierto que nos remite al denso ciclo del salitre del sistema Shanks.